Los cursos de e-learning, como propuesta de formación pedagógica, deben mostrar coherencia entre los objetivos de aprendizaje, los contenidos a desarrollar y su evaluación, que deberá comprobar si los objetivos se han alcanzado. Esto parece una secuencia sencilla, aunque muchas veces no es debidamente planificada y por ende, en la implementación de los cursos de formación no se obtienen los resultados esperados. Poder pensar en una relación de coherencia entre estos tres pilares: objetivos – contenidos – evaluación asegura el éxito y calidad de estos programas.
Primer pilar: Objetivos de aprendizaje
En una primera etapa, debemos establecer objetivos de aprendizaje claros y precisos que nos dirijan hacia el propósito del curso o programa a desarrollar. Los objetivos son las bases, la razón de la creación de los cursos de e-learning y de los que se desprenderán contenidos, actividades y producto final o evaluación de la propuesta. Entonces, el primer desafío en el diseño instruccional de un curso de e-learning es poder establecer los objetivos de aprendizaje de manera correcta, pero … ¿qué implica esto? De manera práctica, indica definir objetivos que podemos llamar SMART (en su sigla en inglés): Específicos, Medibles, Aplicables, Relevantes y Temporales.
Si tenemos en cuenta estas características, cada vez que pensemos en un objetivo de aprendizaje debemos realizarnos las siguientes preguntas:
- ¿Ese objetivo es específico, es decir, se reduce a un contenido, una tarea?
- ¿Es medible? ¿Cómo puedo medirlo?
- ¿Los estudiantes podrán aplicarlo en su contexto, en un futuro cercano?
- ¿Son relevantes y pertinentes para el estudiante?
- ¿Son acotados? ¿Podrán los estudiantes alcanzarlos al final del curso, módulo, o unidad?
Poder lograr responder estos interrogantes facilitará la formulación del primer paso del diseño instruccional: establecer objetivos claros y concisos.
Segundo pilar: Contenidos
El segundo pilar pretende pensar los contenidos a desarrollar, como hemos visto, en base a los objetivos de aprendizaje. Una vez que estos últimos han sido definidos siguiendo los pasos mencionados, poder determinar los contenidos será una tarea mucho más simple. Debemos revisar que haya coherencia entre el objetivo y el contenido que queremos que los estudiantes adquieran. En simultáneo, podemos empezar a pensar cómo presentaremos dichos contenidos, con qué recursos, mediante qué actividades, entre otros.
Una vez definido el temario y seleccionados los contenidos, debemos definir cómo los diseñaremos y desarrollaremos. Son muchas las opciones que el e-learning nos ofrece según el enfoque pedagógico que hayamos definido de acuerdo con el perfil del destinatario, los objetivos a alcanzar y el tipo de actividades que nos proponemos, así como también el tipo de tecnología que utilizaremos y los recursos humanos y económicos con que contaremos.
Entre las posibles modalidades de cursos podemos mencionar:
- Cursos auto-asistidos: En este caso el proceso formativo tiene lugar en una plataforma donde el estudiante accede a los materiales formativos digitales sin apoyo de un tutor.
- Cursos facilitados: La propuesta formativa cuenta con tutoría o con encuentros web en los que el profesor o tutor a cargo se encarga de guiar el aprendizaje, desarrollar temas y explicar determinados procedimientos, por ejemplo. Otra alternativa es crear cursos donde el estudiante pueda comunicarse no sólo con un profesor sino con sus pares para aclarar, comprender y trabajar hacia el logro de los objetivos.
Hoy los ambientes digitales ofrecen posibilidades relacionadas con nuevas pedagogías que pueden requerir la elaboración de materiales de estudio con ciertas características o formatos (aulas invertidas, aprendizaje activo, aprendizaje híbrido, entre otros.)
Con respecto a los materiales, existen diferentes formatos digitales que pueden incorporarse a cualquier tipo de curso: materiales multimedia interactivos, videos, podcasts, juegos y simulaciones, entre otros. Estos materiales pueden integrarse en diferentes escenarios de aprendizaje y generar diferentes experiencias basadas en formatos tradicionales o impregnadas de estrategias de narrativa digital, gamificación o aprendizaje inmersivo, por ejemplo.
Tercer pilar: Evaluación
El último paso a diseñar para un curso de e-learning es la evaluación. Si hemos establecido objetivos de aprendizaje claros, hemos diseñado los contenidos y actividades a llevar a cabo, la evaluación debe ser el resultado de ello y será una tarea sencilla de realizar. Las instancias de evaluación pueden siempre llevarse a cabo en distintos momentos:
- Diagnóstica: Este tipo de evaluación se lleva a cabo al inicio del curso.
- Formativa: Tiene lugar durante todo el proceso de aprendizaje.
- Sumativa: Son instancias de evaluación que tienen lugar al final del curso.
Asimismo las evaluaciones puede desarrollarse mediante diversos instrumentos y modalidades y sus resultados siempre se tendrán en cuenta como insumos para la toma de decisiones.
Por un lado, nuestros estudiantes deben conocer cómo los evaluaremos y cuál es la finalidad de dicha evaluación. Presentarle al estudiante esta información con anticipación es clave en e-learning con el fin de que puedan organizarse y preparase del modo más adecuado.
Como docentes, debemos tomar los resultados de las distintas instancias para registrar ajustes y modificaciones para la mejora continua de la propuesta de formación. Además, los resultados obtenidos son insumos de retroalimentación. Si trabajamos con los estudiantes en sus errores y aciertos, haremos énfasis en sus fortalezas y debilidades, haciéndolos conscientes de su propio aprendizaje. De este modo, estaremos colaborando para que los cursantes desarrollen su metacognición, entendida como la habilidad de poder conocer el propio proceso de aprendizaje. Así, buscamos empoderarlos, brindándoles herramientas para que reflexionen y puedan tomar decisiones en pos de una mejora en proceso de aprendizaje.
Por otro lado, si pensamos a la evaluación como un insumo para la toma de decisiones, podemos favorecer instancias de auto evaluación y de evaluación entre pares. Estos momentos de reflexión resultan muy valiosos ya que promueven la cultura del aprendizaje colaborativo, la autonomía, el respeto por el otro, entre otras. Además, la evaluación no debe ser siempre realizada por el docente o tutor y respondida por el cursante. Es fundamental que los docentes reciban retroalimentación respecto de la función tutorial, del curso, los materiales, para poder avanzar hacia versiones mejoradas.
Resumimos los tres pilares en la siguiente infografía interactiva:
En síntesis
Entonces, al momento de planificar y diseñar un curso, módulo o programa de e-learning debemos tener en cuenta tres aspectos iniciales que son fundamentales para asegurar, por un lado que se cumpla el propósito del curso y, por otro, su éxito: los objetivos de aprendizaje, los contenidos y su evaluación. Los tres deben ser claramente formulados y debe existir una coherencia interna entre ellos. Como hemos visto, deben ser claros, precisos y puntuales. Sin lugar a dudas, estos tres componentes son los pilares claves para el éxito en el diseño instruccional de todo proyecto de e-learning.
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Equipo de Net-Learning
Referencia bibliográfica:
Net-Learning. (2022).Los tres pilares del éxito en el diseño instruccional de cursos de e-learning. Net-Learning Blog. https://www.net-learning.com.ar/blog/diseno-instruccional/los-tres-pilares-del-exito-en-el-diseno-instruccional-de-cursos-de-e-learning.html
Cita en el texto:
Net-Learning (2022)
(Net-Learning, 2022)
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